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El cuerpo de Mala Raza
 

El proceso de violencia que se vive es tan fuerte, 

que reconocerse en esta identidad se vuelve un proceso largo y doloroso.

El orgullo es un lugar al que SE LLEGA pero cuando llegas cantas y bailas.

Nadia Umaña

 

 

Las mujeres afrodescendientes somos mujeres que históricamente hemos sido discriminadas por nuestro color de piel y la forma de nuestro cabello, racismo provocado por la determinación de estereotipos. Estereotipos determinados por un sistema donde la colonialidad del ser determina la subalternidad de ciertos cuerpos. Este proyecto pretende apostar por la de(s)colonialidad del ser apostando por un el cuerpo disidente se vuelve un territorio de lucha en contra de ese sistema que dice qué se puede y qué no se puede hacer, decir o pensar. El autoreconocimiento es el primer paso para posicionar nuestro cuerpo como un territorio político que utiliza la fuerza para romper con dichos esquemas. Pues como lo mencionamos anteriormente el proceso de las mujeres negras va más alla, pues existe una doble racialización además de que la lucha radica en la existencia misma al ser nombrados y visibilizadas. Es a partir de ahí que comenzamos a reconocernos unas a otras, que daremos pie a aceptarnos y enorgullecernos de ser lo que somos, de apropiarnos de nuestro territorio para hacer frente a la invisibilización y el racismo vivido. Asumiendo el cuerpo un territorio político se puede hacer frente a un agenciamiento que devenga en acciones para posicionarlo de otra manera, deviniendo en la resistencia y re-existencia. Llegaremos a la reivindicación de nuestros propios cuerpos proponiendo una política colectiva en pro del respeto y la aceptación en contra de un sistema que define quién vale y quien no vale. 

 

El autoreconocimiento se deriva de un primer proceso llamado identificación identitaria que es utilizado por los movimientos indígenas que luchan por su reconocimiento, el respeto de sus derechos y está ligado con el autonombrarse para ser parte de ése proceso identitario de los grupos o comunidades de diversas etnias. En el caso de los procesos de comunidades afrodescendientes, principalmente en Colombia con la C. N. O. A. (Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas) se mencionó: 

 

"Autorreconocerse es un proceso subjetivo que significa nombrarse; es otorgar un sentido compartido e histórico al lugar que se ocupa en el mundo. Es un proceso que está atravesado por los sentidos construidos socialmente en torno a un  colectivo, cada quién construye dichos sentidos y decide nombrarse o no de  determinada manera. Es un proceso de subjetivación, que implica cierto grado de  reflexión y conciencia” (CNOA, 2014, p  44.). 

 

Para la lucha afrolatina, es una herramienta vital para la obtención de derechos y garantías ya que en la medida que ese sujeto se autoreconoce, suma los números en censos que son determinantes para los programas de política pública. Las barreras que impiden el autoreconocimiento son el racismo, la discriminación, la invisibilización y las violencias de un sistema machista, racista y eurocéntrico. El autoreconocimiento tiene que ver con el nombrarse en algo que históricamente a sido motivo de vergüenza, por lo que es un proceso difícil por todo lo que implica; se vuelve un proceso de lucha y reivindicación. El autorreonocimiento implica una postura política pues la identidad desde el cuerpo no sólo tiene que ver con una construcción personal, sino que está afectada por situaciones históricas, sociales y políticas. 

Cláudia Lorena Estupiñan (2008) habla del reconocimiento étnico como una herramienta de lucha de los movimientos para combatir la discriminación racial vivida desde los tiempos coloniales hasta nuestros días. Este proceso se vuelve un proceso que lucha en contra de las repercusiones que la historia colonial ha tenido sobre los cuerpos que han resentido el sentimiento de vergüenza. Los sujetos al conocer su historia apuestan por la reivindicación y por lo tanto a las propuestas políticas "acciones de reivindicación crítica del yo en condiciones de dignidad humana en todos sus sentidos, irrumpiendo las estructuras tradicionales para hacer articulación con otros sentires y sentidos cognitivos y  epistémicos que resignifiquen el ser negro"(pag 5).  

 

Franz Fannon (2009) habla de estas violencias instauradas: 

 

"Todo pueblo colonizado, es decir, todo pueblo en cuyo seno ha nacido un complejo  de inferioridad debido al entierro de la originalidad cultural local, se posiciona frente al lenguaje de la nación civilizadora, es decir, de la cultura metropolitana. El colonizado habrá escapado de su sabana en la medida en que haya hecho suyos los  valores culturales de la metrópoli. Será más blanco en la medida en que haya rechazado su negrura, su sabana. (FANNON, 2009, p.50) 

 

Para Luz María Montiel(2017) es importante estos estudios para entender nuestras formas de relacionarnos en un país como México. 

 

Hasta qué punto un sistema de economía esclavista, como el implantado en América latina colonial, es eminentemente destructor de la personalidad del esclavo y hasta qué grado también éste hecho puede explicar no sólo la abolición de las influencias culturales africanas, sino la producción de formas culturales nuevas representadas fundamentalmente por lo que hoy se llama una cultura de la violencia. (Montiel, 2017, pp.57) 

 

Según Axel Honneh (2012) el reconocimiento es un proceso donde el relacionamiento social forma parte de lo que se construye como identidad estable y plena. El autoreconocimiento está ligado a un reconocimiento social dentro de una comunidad o vínculo social que construye al sujeto. 

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