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Mi Cuerpo, Mi Territorio

 

Ronald Céspedes (2018) nos habla de la “geopolítica de los cuerpos” como una herramienta para pensar el cuerpo como un territorio político. Entendiendo que la hegemonía instaurada por un sistema-mundo aplica una jurisprudencia en cualquier espacio geográfico delimitado sobre el cual ejerce un dominio. La jurisprudencia es el poder de imponer las reglas y lineamientos sobre dicho territorio. El sistema mundo busca dominar todo lo posible de esta existencia, lo hace por medio de las instituciones sociales, las relaciones entre sujetos, el espacio público y privado, los medios tecnológicos y creativos; provocando la determinación de estereotipos, los lineamientos de pensares y sentires deviniendo en la homogeneización de los individuos en función de este sistema. Todos estos métodos están siendo utilizados para el control masivo de todos los cuestionamientos disidentes de este sistema. Cuando esta jurisprudencia quiere ser cuestionada o no acatada, el uso de la fuerza es utilizada para sostener la dominación. El cuerpo disidente se vuelve un territorio de lucha en contra del sistema que dice que se puede y que no se puede hacer, decir o pensar. 

Yuderkis Espinosa (2014) comprende el cuerpo como algo que pasó por lo histórico y no sólo lo biológico. Es por eso que la historia de un sistema machista y patriarcal ha justificado su opresión, su explotación, su sometimiento, su enajenación y su devaluación. Por lo que negarse a esta violencia lo vuelve un territorio político. 

Dorotea Gómez (2012) feminista maya lesbiana, maestra en antropología también utiliza este concepto, describiendo en ello que asumir su cuerpo desde el ser mujer, indígena, lesbiana implica luchar desde ese territorio frente a un sistema mundo que cuestiona estas maneras de habitar el espacio. Es por eso que reivindica su estar a partir de eso. 

El cuerpo es la presencia y materialidad de lo individual que se vuelve colectivo al ser parte de una comunidad. Yo soy porque el otro es y viceversa, por lo que en ese espacio encontramos nuestras disidencias para hacer política frente al sistema impuesto por la policía. Es ahí donde llegamos a la geopolítica que propone Céspedes: 

 

“El cuerpo es un ente único e irrepetible. Una forma de resistencia es comprender que debemos reivindicar el cuerpo colectivo, que es el espacio donde cohabita el cuerpo individual y reconoce al otro como una alteridad que puede ser revelación para mi vida, en la búsqueda de una causa que no une” (Céspedes, 2018). 

 

Es a partir de ahí que comenzaremos a reconocernos unos a otros, que daremos pie a volver a las miradas, a habitar esos cuerpos que estaban ausentes para apropiarnos de nuestro territorio y hacer frente a la jurisprudencias impuestas de nuestros cuerpos. 

 

El cuerpo como herramienta de Agenciamiento. ( Cuerpo Acción y Participación )

 

Las artes expresa realidades por lo que se puede pensar que es ahí donde se pueden ubicar los cuestionamientos de nuestras formas de habitar el mundo en lo individualidad y en su colectivo. El cuerpo es nuestro ser, es nuestra esencia, nuestra imagen, nuestros saberes, nuestras historias, nuestros recuerdos, nuestras dolores, etc. El cuerpo en el arte se vuelve movimiento en tiempo y espacio de todo lo contenido, es pensar en interiorización y expresión del mundo que habita. Las creaciones artísticas deben repensarse, preguntarse si están realizando acciones que son partícipes de la jurisprudencia del sistema o si quiere ser parte de una política de disenso para posicionar dichas acciones como emancipatorias. El arte no puede dejar de ser político, es la herramienta con la que se puede combatir el control de masivo. Para habitar políticamente desde el cuerpo se propone identificar la consciencia del propio cuerpo, partiendo de la aceptación individual a través de las microhistorias. Se habita el primer nivel de autodeterminación y reivindicación para la lucha. El siguiente paso tendría que ser romper estructuras, abandonar la ausencia e interactuar con la otredad. Un cuerpo que se encuentra con el otro y se vuelva un suceso colectivo en planes horizontales de respeto. Si los métodos de interacción entre ellos se vuelven un medio para aceptarse tal como somos y accionar en contra de estereotipos marcados, ya se está hablando de una agitación y por lo tanto de un método de emancipación. Este camino es el que se está proponiendo para transitar de la resistencia a la política emancipatoria de nuestros cuerpos. Si comenzamos por la agitación de nuestros sentires llegaremos a la reivindicación de nuestros propios cuerpos. Estaremos proponiendo una política emancipatoria en colectivo en pro del respeto y la aceptación del otro, en contra de un sistema que define quién vale y quien no vale y decide qué hacer con él. 

Se tiene que pensar en posicionar el cuerpo, como un lugar de acción que utiliza las herramientas a su alcance para romper con dichos esquemas. Debemos pensar en las acciones desde el arte necesarias para la liberación de estos cuerpos, por lo que el artista que trabaja desde el cuerpo, debe pensarse sus acciones ligadas a la política, apostando por el agenciamiento, si se quiere romper con estas formas de control. 

El cuerpo es el primer territorio donde de la teoría debe llevarse a la praxis, accionar de manera emancipatoria sería pensar en agitar un territorio sobre otro, por ejemplo accionar en la toma del espacio público, pues este también es un territorio que es tomado por el sistema. El cuerpo se vuelve acción de agitación como espacio dentro del espacio. Si pensamos en el espacio público estamos comenzando una consciencia que pasa de lo individual de mi cuerpo como territorio a lo colectivo ya que estamos hablando de un espacio que habitamos en colectivo. A partir de estas lógicas la propuesta es habitar el espacio público (que aún siendo espacios virtuales son espacios públicos por la naturaleza de estas lógicas y realidades) utilizando las herramientas que han sido utilizadas por el sistema-mundo para desvalorizar y señalar resignificando. Utilizar de otra manera el lenguaje, los símbolos, las lógicas en pro de una acción de agenciamiento para habitar el mundo de otra manera apostando por la resistencia como una manera de re-existencia. 

 

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